Guillermo confiesa que uno de sus más fuertes referentes literarios, durante muchos años, fue el escritor argentino Leopoldo Marechal, quien escribiera perlas como esta: “La historia no es una ciencia; es el arte de mostrar una cara limpia y esconder un culo siniestro”.
Nos dice Frommer sobre este autor:

“hace una literatura mezcla de drama, filosofía y humor, algo engañoso, similar a lo que empieza a pasar con mi trabajo.
Puede tener varias aristas o tomarse como superficial, político y también crítico.
Esta mirada es la que influye en esa mezcla a la cual nunca me había enfrentado”

Desde las artes visuales, siempre se interesó por el arte clásico: Rembrandt, Durero, el expresionismo alemán relacionado con la figura humana (Kollwitz, Nolde). “Los referentes posteriores —dice Guillermo— tienen más relación con el arte contemporáneo: algo del pop, del cómic y al mismo tiempo el realismo, que me interesa mucho más como elemento narrativo… Mi pintura vuelve la mirada, además, a lo gótico: Brueguel, Hieronymus Bosch…”

“Comencé a trabajar la figura humana de una manera más expresionista; me liberé del dibujo tradicional, académico, que había estudiado tantos años y que me tenía amarrado y temeroso… Comencé entonces a trabajar el problema de la figura humana en relación con lo que pasaba políticamente, pero no de una forma puntual sino más bien con una temática humanitaria: el sufrimiento del ser humano. Y esto lo desarrollé hasta el cambio de la situación política.
Después comienzo a investigar otro tipo de temas, como los mass media, la ironía política…”